Poniendo mi toque personal a la nueva casita. En la entrada el banco grande con un almohadón y mi banquito con el covertor tejido. Ese colador antiguo lo encontré en la casa y me encantó. Así que no lo embalé, pero como verán no lo uso para las pastas.
La manta de la cama de mi hija en la soga secándose. Acá por las noches refresca mucho así que puedo usar todos mis tejidos.
Esta foto la tomé desde el auto cuando estábamos llegando. El olor a pino no se los puedo transmitir. Pero mirén estos árboles. Son hermosos. Por este verde dejé Buenos Aires.
Estas margaritas me las traje de mi otra casa. Y siguen dando flores. Están a la entrada de la casa.
Aquí está mi gordo empezando a hacer los pozos de los postes para poner la cerca. Un laburo de burro y más para el que lo hace por primera vez. Pero después de mucho trabajo para la noche el frente estaba cercado. Falta el portón y los laterales. Pero de a poco lo iremos haciendo. Grande Pa !!!.
El fondo de mi casa. Los chicos con arenero propio. El canasto de piñas para el asado. El baúl de madera dónde guardamos los juguetes. Paz, silencio, árboles, olor a pino y eucaliptus. Mmmmmm, un placer.
Esto es algo que empecé con los restos de lana que me quedaron de la manta zig zag. La musa inspiradora fue Lucy de Attic 24. No sé bien que será, si una manta pequeña, un tipo chal para las nochecitas frescas. No sé. Veremos, veremos después lo sabremos.